martes, 20 de septiembre de 2011

INTELIGENCIAS INÍCIALES

Inteligencia lingüística o capacidad de emplear de manera eficaz las palabras, manipulando la estructura o sintaxis del lenguaje, la fonética, la semántica, y sus dimensiones prácticas.

La investigación neuronal ha demostrado que el centro más importante del desarrollo lingüístico se encuentra en el hemisferio izquierdo, sobre todo en los casos de personas diestras. Su desarrollo es muy similar en niños y niñas de diferentes culturas.

Los estados finales de esta inteligencia se observan en desarrollos profesionales como profesor, poeta, dramaturgo, escritor, editor, periodista, orador, político, cuenta cuentos, etc.

Inteligencia lógico-matemática o capacidad de manejar números, relaciones y patrones lógicos de manera eficaz, así como otras funciones y abstracciones.

Esta inteligencia es la base principal, junto con el lenguaje para los tests de inteligencia. Por ello es la más estudiada. Aunque aún no se comprende exactamente el mecanismo por el cuál se halla una solución para un problema matemático, sabemos que ciertas áreas del cerebro se utilizan más habitualmente para la resolución de problemas que otras.

Los estados finales de esta inteligencia pueden observarse en matemáticos, contables, estadísticos, científicos, informáticos, economistas, ingenieros, arquitectos, banqueros.

Inteligencia espacial o habilidad de apreciar con certeza la imagen visual y espacial, de representarse gráficamente las ideas, y de sensibilizar el color, la línea, la forma, la figura, el espacio y sus relaciones.

La sede más importante de los procesos espaciales se encuentra en el hemisferio derecho. El uso de esta inteligencia se evidencia en la navegación, la interpretación de mapas, las artes visuales, el juego del ajedrez, etc., pero sobre todo es notable en los casos de personas invidentes.

Los estados finales se observan en profesiones como pintor, cazador, explorador, guía, decorador, inventor, arquitecto, dibujante, ilustrador de cuentos, topógrafo, diseñador, cartógrafo, etc.

Inteligencia cinético-corporal o habilidad para usar el propio cuerpo para expresar ideas y sentimientos, y sus particularidades de coordinación, equilibrio, destreza, fuerza, flexibilidad y velocidad. En el caso de la mímica o la danza, para competir en juegos y deportes o para diseñar un invento es necesaria la inteligencia cinético corporal.

El control de esta inteligencia en el cerebro se sitúa en la corteza motora y cada hemisferio domina los movimientos corporales del lado opuesto. En la infancia, el desarrollo de esta inteligencia sigue un desarrollo definido que llega incluso a la utilización de herramientas. Como ejemplo de estados finales podemos tomar a actores, mimos, bailarines, deportistas, artesanos, escultores, cirujanos, mecánicos, payasos, etc.

Inteligencia musical o capacidad para percibir, distinguir, transformar y expresar el ritmo, timbre y tono de los sonidos musicales. Observando diferentes culturas a lo largo de la historia puede considerarse que la música constituye una facultad universal que está latente en la primera infancia y que se desarrolla proporcionando un sistema simbólico.

Aunque no se ha determinado un área específica clara, las partes del cerebro que se encargan de la percepción y la producción musical se sitúan principalmente en el hemisferio derecho y, a excepción del caso de grandes genios, requieren de estimulación durante la infancia para desarrollar su potencial.

Los estados finales de esta inteligencia se observan en compositores, intérpretes, directores de orquesta, arreglistas, instrumentistas, coreógrafos, etc.


Inteligencia interpersonal, o posibilidad de distinguir y percibir los estados emocionales y signos interpersonales de los demás, y responder de manera efectiva a dichas acciones de forma práctica.

Los resultados de la mayoría de investigaciones sugieren que los lóbulos frontales del cerebro tienen una función relevante en la interacción social.

Entre las profesiones que requieren una inteligencia interpersonal alta podemos destacar al psicólogo, el locutor y el presentador de radio y televisión, el responsable de recursos humanos, el animador de ocio y tiempo libre, el comercial, el recepcionista, el relaciones públicas, etc.

Inteligencia intrapersonal, o la habilidad para conocer los aspectos internos de uno mismo: estar en contacto con la vida emocional propia, discriminar entre las distintas emociones y recurrir a ellas para reconocer y orientar la propia conducta, disponer de una imagen de sí mismo ajustada y una gama de valores positivos para su grupo social.

Igual que en la inteligencia interpersonal, los lóbulos frontales son importantes para el conocimiento intrapersonal. Se sabe que los daños ocasionados en la parte inferior de los lóbulos suelen producir irritabilidad o euforia, mientras los que se localizan en la parte superior producen indiferencia, apatía y tendencia a la depresión.

Desarrollos profesionales como el empresario de éxito, el filósofo, el líder religioso, el político o el psicoterapeuta, entre otros, precisan de una inteligencia intrapersonal elevada.


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